Suiza aconseja ducharse en pareja para ahorrar energía.
-¿Con quién hables, Norman?
-Venga, Mari, entra.
-Los dos juntos nun cabemos.
-La energía ye limitada, Mari, no la desperdiciemos.
-Que nun cabemos, coño, que nun cabemos.
-¡Venga, ho! ¡Ye’l llugar ideal para’l romance!
-No te flipes, ¿oíste?
-Duchanos juntinos mejora nuestra comunicación.
-Sí, ho.
-Na ducha siempre ganes toes les discusiones imaginaries.
-Puf. Lleves unos días rarísimu, tío, en serio te lo digo.
-Venga, aquí podemos facer nuestra relación más estrecha.
-Y tanto. ¡Que nun cabemos, Norman, nun sías neciu!
-Mari, vuelvesme llocu.
-Bueno, anda, dúchate tú y depués yo si eso.
-La ducha alza’l deséu sexual.
-Depende, ¿oíste? Si te da por resbalar…
-Mari, toi viniendome arriba…
-Nun sías bobu, Norman, que va a llegar tu madre.
-Mi madre soi yo.
-¿Cómo ye, ho?
-Ven, Mari, que te enjabono la espalda.
-Norman, ¿qué tienes na mano?
-¡El cepillu de baño! ¿Por?
-Nun sé, tío, me toi acojonando.
-Entra, y te diré bonitas palabras que no perforan la piel pero rasgan el alma.
-¡Puf! Qué rollu más chungu tás dándome…
-Nun lo faigas por mí, Mari, failo pola crisis.
-¿De pareja?
-Non. La crisis energética.
-¿Pero nun ves que la ducha ye mui pequeña?
-Venga, Mari, fai casu a la ministra sueca.
-Ye nana, tío, parez la ducha d’un motel.
-Venga, Marion, que non te va pasar nada.
-Uf, Norman, toi acojonada.
-Entra, y garra la relación pol mangu.
-Calla, anda, que lo tás arreglando…
-Venga, Marion, puedes chillar lo que quieras.
-¿Cómo ye, ho?
-Chirrido de violines, violas y violonchelos…
-¡La madre que te parió!
-Presente.
-¿Que qué, ho? Norman, tas rarísimu.
-Si fuera un gatu pasaría mis siete vidas contigo. ¿Sabes cómo te digo?
-Dúchate tú solu, tío.
-¿Y la ministra suiza?
-¿Tamién quiés duchate con ella?
-Qué sé yo, Marion, cada vez que corro la cortina se me va la cabeza.